Wednesday 30 September 2020

15 frases de Malfalda

 https://www.pagina12.com.ar/295807-las-15-frases-de-mafalda-que-estan-mas-vigentes-que-nunca#:~:text=%C2%A1Sonamos%2C%20muchachos!-,%C2%A1Resulta%20que%20si%20uno%20no%20se%20apura%20a%20cambiar%20el,todo%20tiempo%20pasado%20fue%20mejor.

Joaquín Salvador Lavado, universalmente conocido como Quino, falleció a los 88 años. Entre 1964 y 1973 creó una de las tiras cómicas más famosas del mundo: Mafalda.  “Su vigencia es algo que no puedo entender”, confesó en 2014, tras recibir el Premio Príncipe de Asturias en Comunicación y Humanidades.

15 frases de Malfalda, más vigentes que nunca.

1- Nunca digas "de este agua no beberé"; porque al precio que están las gaseosas...

2- ¡Sonamos, muchachos! ¡Resulta que si uno no se apura a cambiar el mundo, después es el mundo el que lo cambia a uno!

3- ¿No sería hermoso el mundo si las bibliotecas fuesen más importantes que los bancos?

4- Lo malo de la gran familia humana es que todos quieren ser el padre.

5- No es cierto que todo tiempo pasado fue mejor. Lo que pasaba era que los que estaban peor todavía no se habían dado cuenta.

6- El problema de las mentes cerradas es que siempre tienen la boca abierta.

7- ¿Qué habrán hecho algunos pobres sures para merecer ciertos nortes?

8- El problema es que hay más gente interesada que gente interesante.

9- Yo no quiero a mi inflación, ¿Y usted?

10- Lo ideal sería tener el corazón en la cabeza y el cerebro en el pecho. Así pensaríamos con amor y amaríamos con sabiduría

11- ¿Y no será que en este mundo hay cada vez más gente y menos personas?

12- Los diarios inventan la mitad de lo que dicen. Y si a eso le sumamos que no dicen la mitad de lo que pasa resulta que los diarios no existen.

13- Tenemos una moneda sana, no fuma, no bebe...

14- Como siempre: lo urgente no deja tiempo para lo importante.

15- ¿No sería mas progresista preguntar dónde vamos a seguir, en vez de dónde vamos a parar?


Quino por Quino

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El diálogo en el que el padre de Mafalda repasó su vida

Quino por Quino: la charla que tuvo con Rep cuando cumplió 80 años

Los cumpleaños que no le festejaban. La ventana en la que calcaba Mafalda. La pensión que compartía con Rodolfo Walsh. Los originales perdidos en un taxi. La chica que dibujaba trenes para Hugo Pratt. El peronismo y el antiperonismo. La corbata de Divito. La tía de Serrat y los taxistas madrileños. Copi, el folklore y Bing Crosby. Su salud y los ojos que ya no lo dejan dibujar como antes. Con sus 80 años como excusa, Quino aceptó charlar con Miguel Rep de todo y todos. Radar estuvo ahí para escucharlo.
Quino, el creador de Mafalda, murió a los 88 años
Quino, el creador de Mafalda, murió a los 88 años 
Imagen: Verónica Martínez

Antes de cumplir ochenta años, Quino confiesa haberse puesto de muy mal humor. “Tenía un humor de mierda”, resume el padre de Mafalda, sin tenerles miedo a las malas palabras. Usará muchas durante esta charla, aunque en rigor de verdad casi ninguna de las que usa se puede contar a esta altura –del nuevo siglo, de los usos y costumbres, del diccionario– como realmente tan mala. Carajo, por ejemplo, será una de las más usadas. Quino es un hombre encantador, que camina con pasos cortísimos, casi deslizándose sobre el piso, un Chaplin de la vejez, y que dice mucho carajo. Ese es Quino, entre tantas otras cosas.

“Estuve deprimido, medio jodido, de todo. Pero ahora que ya cumplí los ochenta todo eso se fue. Ya no me pasa nada con la edad”, aclara ante la mirada atenta de Miguel Rep, su colega y amigo, prácticamente uno de los hijos que nunca tuvo, con el que ahora comparte –a pesar del conocido gusto de Quino por un buen vino– un par de porrones de cerveza. El lugar es el living del departamento que Quino y su mujer Alicia tienen en el centro de Buenos Aires. La hora es al final de la tarde, luego de una tanda de firmas en la Feria del Libro Infantil porteña. “Lo único que me aturde es el desfile de nombres, uno atrás del otro, para las dedicatorias”, explica. Y la excusa para la reunión, por supuesto, es un cumpleaños con números tan pero tan redondos. “¿Siempre los números redondos ponen así, de mal humor?”, quiere saber Rep, quien asegura guardar aún una tarjeta con la que Quino, dos décadas atrás, lo invitó a celebrar sus sesenta años. “No”, responde enseguida Quino. “Nunca les di bola a esas cosas. Porque en mi familia nunca se festejaron los cumpleaños. Algo que a Alicia la hace sufrir mucho, porque siempre me olvido de esas fechas.”

En estos días de celebración casi colectiva de sus ochenta, Quino recuerda que el primer cumpleaños que le celebraron fue recién después de que muriesen sus padres, cuando ya estaba viviendo con su tío Joaquín Tejón, un dibujante publicitario gracias al cual el pequeño Joaquín Lavado decidió dedicarse a lo que lo llevó a ser llamado Quino.

Cada vez que nombra a su tío, Quino mira hacia un cuadro de ese otro Joaquín que está colgado en una de las paredes del living. Muestra a la maja desnuda de Goya, colgada en el museo, pero tapada –vestida– por los curiosos que la están mirando. “Fue mi tía la que me festejó mi primer cumpleaños”, precisa. “Me acuerdo de que compró bombones de Bonafide.”

Rep: ¿Cuándo fue eso?

Quino: Debe haber sido en 1948, después de la muerte de mi madre primero y mi padre después. Recién entonces me festejaron algunos cumpleaños, pero tampoco es que hayan sido tantos los festejos...

R.: ¿Por qué no los celebraban?

¿Por algo en especial?

Q: Me parece que en España es así, porque tenemos un amigo español que tampoco los festeja.

Aunque no se encoge de hombros, los silencios de Quino son como si lo hiciera. Amable y de voz baja, parece decidido a recordar en esta noche de cerveza y ochenta años. “Mi madre se murió cuando se estaba terminando la Segunda Guerra Mundial. Como yo iba al cine solo desde los 8, me había visto todos los noticieros de la guerra. Por eso cuando me cosieron la franja de luto en la manga me sentí como un nazi al que le estuviesen cosiendo el brazalete con la esvástica. ¡Fue terrible!” En esa época, dice Quino, además del luto en la manga se usaba la corbata negra y la tirita negra en la solapa. “No se podía escuchar la radio, y se tenía que dejar entornada la puerta de zaguán durante tres meses”, explica. “Antes de mi madre murió mi abuelo, y después de ella fue mi padre. Así que prácticamente me pasé de luto de los diez a los dieciocho años.”

R: ¿Eso le formó la personalidad? ¿Antes era un niño más alegre?

Q: Claro que sí. Lo fui hasta que mi madre se enfermó de un cáncer que la tuvo dos años en cama. Cuando fui a ver Gritos y susurros de Bergman, casi me tengo que ir del cine. No lo aguantaba.

R: ¿Y cómo fue la relación con su padre?

Q: Mi papá hablaba muy poco, pero cuando abría la boca era muy gracioso. Un andaluz gracioso. Era muy de café y jugar a las cartas, y una tarde de café se enojó con un amigo. No sé qué estaba diciendo el otro, pero mi padre le respondió: “¡Cállate ya, membrillo!”. A partir de entonces al otro le quedó el Membrillo. Lo cagó para siempre.

YANKIS Y MARXISTAS

“Antiperonista.” Así es como se define políticamente Quino en la época de sus comienzos como humorista. ¿Antiperonista pero...? “Pero nada”, asegura contundente.

Recién después explica, sonriente: “Soy hijo de republicanos españoles, anticlerical a muerte”. Cuenta que su abuelo lo llamaba cuando era chico. “Niño, ven pa’acá”, le decía. “¿Tú sabes lo que es una misa?” El niño Joaquín decía respondía que no, y el abuelo le explicaba: “Una congregación de ignorantes adorándole el culo a un tunante”.

Su abuela, además, era comunista. “Venía a vender bonos del partido a mi casa.” Y sus padres, aclara, eran “socialistoides”. “Se armaban unas discusiones del carajo”, recuerda con la mirada perdida y sin poder borrarse la sonrisa de la boca. “Por eso es que yo siempre fui muy politizado.”

Q: Yo sintonizaba La Voz de las Américas y escuchaba a Bing Crosby. En esa época vos ponías la radio y escuchabas de todo: Radio Pekín, a los rusos, lo que quisieras. El éter estaba limpísimo.

R: ¿Su abuela comunista le decía algo cuando lo descubría escuchando a Bing Crosby?

Q: Venía con unas fotos de bombardeos norteamericanos sobre alguna ciudad alemana, que había quedado así, llena de escombros, al ras del suelo, y me acusaba: “¡Mira, niño! ¡Mira lo que han hecho los tuyos!”.

R: ¿Por qué los tuyos?

Q: Porque a mí no sólo me gustaban Bing Crosby y Frank Sinatra, sino también las películas norteamericanas, los musicales, Esther Williams. Todas esas cosas.

R: ¿Ya dibujaba en esa época?

Q: Empecé a dibujar como todos los niños, a los dos o tres años. Pero a los catorce decidí que iba a ser dibujante de humor.

R: ¿Por qué de humor?

Q: Porque me había criado con mi tío Joaquín, y él estaba suscripto a varias revistas norteamericanas, porque era publicista. A su casa llegaban Life, Esquire y Saturday Evening Post, donde había unos dibujantes norteamericanos que hacían humor mudo, como Eldon Dedini. Y cuando a los dieciocho años me cayó en las manos París Match y me encontré con Jean Bosc y Chaval, ni te cuento. Yo me crié con ese tipo de humor. Divito me decía: “¿Qué tiene que ver esto con el humor de la Argentina? ¡No tenemos nada que ver con un desierto o un elefante!”. Pero no me importaba, el humor que me gustaba era el de ese dibujo de Chaval, en que el tipo va mirando por la ventanilla de un avión y ve pasar un tranvía.

CALCANDO A MAFALDA

Patoruzú, Rico Tipo, El Tony y Tit Bits. Hasta una revista femenina llamada El Hogar. “La comprábamos para mi tía y ahí Lino Palacio hacía una tira llamada El cocinero y su sombra”, recuerda Quino, que no se cansa de recordar nombres de revistas de aquella época, como quien recuerda los apellidos de la delantera de su equipo de fútbol favorito. “Hay una cosa de la economía del momento que no me cuadra, porque me acuerdo que mi padre para comprarse un traje tenía que pedirles una forma a sus amigos para sacar un crédito... y sin embargo en mi casa se compraba todo tipo de revistas. Así que, o las revistas eran baratas, o los trajes eran carísimos.”

Alguna vez Quino dijo que su primer sueño como dibujante fue ser ayudante de Divito, la primera gran estrella del dibujo argentino. “Su romance con Amelia Bence salía en Radiolandia. Y aunque era muy bajito se vestía de manera muy elegante”, recuerda Quino, quien señala que Lino Palacio también tenía su fama. “Lo conocía todo el mundo por las tapas de Billiken.” Para llegar hasta Palacio, Quino recibió la ayuda de Dobal, su ayudante, que le daba consejos para su dibujo. “Aún hoy siempre hablamos por teléfono”, se admira Quino ante la mención del autor de la tira El detalle que faltaba. Y agrega: “Está cada día más bajito”.

Antes de llegar a hablar directamente con Divito, en Rico Tipo lo atendía un dibujante llamado Rovira. “Usaba muy grande el nudo de la corbata, era muy elegante. Porque en Rico Tipo todos sufrían la influencia de Divito en su vestimenta.” Parece que gustaron sus ideas, asegura Quino, porque enseguida pasó a ser atendido por el propio Divito, que hacía que le llevase sus dibujos en lápiz. “Me los corregía, yo los pasaba a tinta y después me los publicaban.”

R: Una vez contó que en sus comienzos dibujaba más sencillo...

Q:¡Mucho más! Yo hacía la línea, nada más. Pero Divito me decía que no, que la gente paga y hay que entregarle material...

R: ¿Cuándo se dio cuenta de que había encontrado su estilo como dibujante?

Q: Después de tomar unas clases con Demetrio Urruchúa. Habrá sido recién después del año 1965...

R: Mucho después de haber empezado con Mafalda, entonces.

Q: Es que yo a Mafalda la calcaba de un cuadro a otro porque no me salía igual y entonces sufría. Oski calcaba muchísimo, él me animó, tenía una mesa de vidrio inclinada con la luz debajo. Yo nunca tuve una mesa así, por eso usaba la ventana...

R: ¿Cómo eran esas clases?

Q: Urruchúa tenía un ejercicio: te hacía pintar un cartón de los colores que quisieras. Después te decía: usted es de familia sirio-libanesa, rusa, o italiana, por los colores que habías elegido. Y era así. Algo increíble. A mí me decía: usted, andaluz, tiene que romper con esos colores de Goya, pinte amarillos y blancos. Yo me ponía a hacerlo, pero una fuerza mayor que yo me hacía taparlo con colores ocres y pardos.

R: ¿A partir de esas clases siente que se asentó su estilo?

Q:Es que yo pasé por varias etapas. De narices puntiagudas o más redondas. Una vez hablando con Julián Delgado recuerdo que me dijo: “Che, estás haciendo los pies muy largos”. Yo miraba y no veía nada raro, así que pensaba que Julián estaba loco. Pero lo que pasa es que no había nada raro en el dibujo: me decía de los pies escritos. Les llamaba pies a los textos, de tan periodista que era.

EL GUERNICA Y EL SALERO

La única vez que Quino asegura no haber dibujado en su vida fue cuando hizo la colimba. Sólo pintaba el banderín del equipo de polo de los oficiales de la Artillería Aérea de Montaña, allá en su Mendoza natal. “Tardaba mucho, porque cuanto más pintaba menos cosas tenía que hacer”, recuerda. “Tres días más tarde...”, apunta Rep.

R: ¿Además de anticlerical era antimilitar?

Q: Es que de chico vivía obsesionado porque tenía que hacer la colimba. Y tenía razón. Es una cagada. Bah, lo que pasa es que uno sale del mundo de su familia y se mete ahí con chicos de otras provincias. Me acuerdo de que había un chico de Córdoba que no sabía lo que era un tenedor.

R: Pensé que iba a decir que no conocía el mar...

Q: Yo conocí el mar recién a los doce años. Fui a Mar del Plata, con mis tíos. Una tía de Joan Manuel Serrat tiene la anécdota más hermosa que yo escuché nunca sobre el mar. Era una señora de unos cincuenta años, así que la llevaron a la costa y toda la familia se quedo atrás para ver qué decía. Estuvo mirando un rato muy largo, hasta que se dio vuelta y le dijo a la familia: “¡Qué ocurrencia!”. El mar, qué ocurrencia. Es buenísimo eso.

R: Claro, porque a ella no se le había ocurrido... Para los consumidores de humor, ya sea por curiosidad o profesión, el humor que más gracia les causa es el humor bruto, porque es más virgen.

Q: Como el de Gila. Era el humor que en una época sabían tener los taxistas de Madrid. Una vez con Alicia nos tocó uno que decía: “Lo que yo no entiendo es eso del vaso medio lleno y medio vacío. ¡Si el vacío es la nada! ¿Cómo va a estar medio vacío?”.

R: ¿Cómo fue que le dijeron hace poco los médicos que lo atendieron en Madrid?

Q: Ah, sí. Hace unos meses, en febrero, tuve una descompensación muy fuerte. Me sentía para el carajo, así que me tomé la presión y cuando vi que tenía cinco de máxima llame a un hospital. Pedí que me enviasen un médico, porque me sentía muy mal. “Vamos a ver, ¿cuánto tiene usted de máxima?”, me preguntó el que me atendió. “Cinco”, le respondí. “¡No puede ser!”, me dijo. “¡Eso no es compatible con la vida!”

R: Es como el chiste de la señora que acomoda el Guernica. Es Manolito. Lo lleva en la sangre.

Q: Teníamos una casita en el Tigre y cada vez que llegábamos estaba todo húmedo. Teníamos un salero chiquitito, de cerámica, con un solo agujerito. La sal no salía, por supuesto, así que yo agarré un clavo y un martillo. Sin pensar que el clavo era más ancho que el agujero, le pegué con el martillo y estalló el salero para todos lados. Eso es Manolito.


CON LA MONTERA PUESTA

Quino no es Manolito. Ni Mafalda. Ni Libertad. Sino que tiene partes de todos los personajes de su tira más famosa. Hasta de Susanita porque, como ha contado más de una vez, es un fanático de los chistes. Para demostrar que también tiene algo de Miguelito, siempre recuerda cuando vivían en una pensión con Julián Delgado y de pronto le preguntó: “¿Cuánto pesa un árbol?”. “Por qué no te vas a la puta que te parió”, fue la indignada respuesta de su amigo, harto de semejantes delirios.

Amigo del alma de Quino, con Julián se dejaron de hablar luego de una disputa sobre los primeros originales de Mafalda. “A los seis meses de publicar la tira en Primera Plana, me la pidió un diario de Bahía Blanca. Entonces fui a hablar con Julián, que era el secretario de redacción, y me dijo que los originales eran de la revista, no míos. ¡Mi amigo de toda la vida me dijo eso! Fue un dolor enorme. Así que fui al archivo, le pregunté al cadete si tenía mis originales y él me los dio... ¡y por eso estos carajos lo echaron! Ahí fue cuando dejé Primera Plana”.

R: ¿Los sigue teniendo?

Q:Casi todos. Pero el tomo siete de Mafalda se perdió todo. Un cadete se lo olvidó en un taxi. Y desde entonces nunca han reaparecido.

R: ¿Dónde estaba la pensión en la que vivían con Julián?

Q:En avenida Forest al 1400 o 1600, creo. No era una pensión, sino la casa de una señora que alquilaba dos piezas. Después que se fue Julián, llegó Rodolfo Walsh.

R: ¿Se hablaban con Walsh, eran amigos?

Q: Hablar teníamos que hablar, porque para salir de su pieza tenía que pasar por la mía. A mí Rodolfo me costaba mucho, así que amigos no éramos. Pero cuando él alquilaba la casa en el Tigre, allá fuimos. Sacaba un arma y tirábamos al blanco.

R: ¿Mafalda significó la tranquilidad del trabajo fijo?

Q: No, porque el trabajo fijo ya lo tenía antes con las páginas de humor. Antes de Mafalda llevaba unos once años publicando, así que estaba tranquilo con eso...

R: Y continuó con esas páginas mientras hacía Mafalda...

Q: Sí, era una locura. Pregúntenle a Alicia, nunca sabíamos cuándo podíamos salir de vacaciones. Yo siempre viví obsesionado con la entrega. Hasta el sexo conocí muy tarde por la puta obsesión de ser dibujante y publicar...

R: Ser dibujante es una renuncia a vivir. Aunque ahora debe ser más fácil.

Q: Bueno, ahora los chicos hacen sus blogs. Publican ahí sus ideas y no los jode nadie. Bah, tampoco les paga nadie.

R: Antes dependías de que una revista te aceptara, y no era que te salvabas. Todas las semanas rendías examen.

Q: Con las primeras páginas que publiqué metí la pata. Dibujé un torero que había matado a un toro y estaba con la montera puesta. Un lector mandó una carta tratándome de bruto, como no sabía que el torero dedica el toro a alguien antes de matarlo y le arroja la montera. Eso me marcó. Por eso después me transformé en un obsesivo de la documentación.

R: Es que el lector cuando se ensaña puede ser tremendo. Te está diciendo sos un bruto, te voy a seguir con la lupa.

Q: Yo creo que Oski era el más documentado de todos...

R: Pero no hacía chistes para el gran público...

Q: Tenía Amarroto...

R: Pero no necesitaba documentación para eso, eran cuatro personajes, un delirio. En cambio, usted es un dibujante casi realista. No hay otro caso. Después vino la escuela de Crist y Fontanarrosa, que se cagaron en todo. No se documentan nada, no les importa si el arma que dibujan puede funcionar o no...

Q: Pero Crist de armas algo conoce...

R: Yo no sé si funcionan sus armas, eh. En Oski funcionan, en Mordillo también, en Quino funciona todo. Pero en Fontanarrosa no funciona nada..., ¡ni un vaso funciona!

Q: Recuerdo que para dibujar una máquina de cortar fiambres me iba a verla al almacén. No me salía, y Crist me decía que la inventara. Pero le intentaba explicar que no tengo imaginación para inventar eso.

R: Los que tenían la manía de la documentación eran los dibujantes de historieta realista. Por ejemplo, Pratt se documentaba...

Q: Pratt tenía una mina que le dibujaba las locomotoras.

R: Se llamaba Gisela Dexter.

Q: Era una minifaldera.

R: ¿Conoció a Pratt y sus legendarias borracheras?

Q: A Pratt lo conocí, pero esa clase de noches las tuve con Jaime Dávalos, por el lado del folklore. Después de que hacía mi entrega en Democracia, que estaba en el edificio Atlas, al lado del Bajo, terminábamos en un bar que había en Córdoba y Reconquista.

R: ¿Por qué Dávalos? ¿Venía por el lado de Brascó, que era amigo de Ariel Ramírez?

Q: Claro, vivía en una casa donde había varios dibujantes, como uno que se llamaba Benicio Núñez. Era un tipazo, un indio con una edad incalculable, que una vez lo despertó a Juan Fresán mintiendo: “¡Se murió Picasso, ya podemos estar tranquilos!”.

R: ¿Qué hacían con Dávalos? ¿Chupar y mirar minas? ¿Escuchar folklore?

Q: Claro. Y también aparecían estos poetas salteños...

R: ¿El Cuchi Leguizamón no aparecía?

Q:No, pero me hubiese gustado, porque me gustaba mucho lo que hacía. El que aparecía era Tejada Gómez, esa gente.

R: ¿Lo que sería el folklore de proyección?

Q: No, ésos vinieron después. Son los que asfaltaron el Camino del Indio, como dijo Atahualpa Yupanqui.

R: ¿Y a Yupanqui no lo conoció?

Q: Lo conocí, pero en París. Como el chiste de Crist, el de un gaucho con una guitarra que anuncia: “Voy a hacer una cosa de don Atahualpa, irme de la Argentina”.

MIRANDO PARA AFUERA

Apenas pudo, Quino dejó las revistas de humor y pasó a publicar sus chistes en revistas de actualidad. Algo que confiesa haber elegido, porque –calcula– su humor siempre tuvo poco que ver con lo que se estaba haciendo en la Argentina. “Se hacían chistes sobre las suegras y la oficina, cosas que en Mendoza no había. Bueno, gente que trabajaba en oficinas siempre hubo, pero yo no frecuentaba ese mundo. Mi padre trabajaba en una tienda que se llamaba A la Ciudad de Buenos Aires. Cada piso tenía un rubro, y mi papá era el jefe del bazar”, recuerda Quino, el humorista que quiso ser humorista leyendo a los dibujantes de las revistas extranjeras que le llegaban a su tío Joaquín. “Quino es un renovador del humor argentino”, apunta Rep. “Mientras dibujantes como Calé miraban sólo hacia adentro, él miraba hacia afuera.”

Q: Calé siempre me decía eso: “Pibe, vos siempre estás en la vereda de enfrente. ¿Qué tiene que ver lo que vos hacés con la Argentina?”.

R: Le hubiese dicho lo mismo a Copi.

Q: Copi era más joven, pero era mucho más culto que yo. Yo lo veía como un revolucionario estético, con su mujer sentada. Era un distinto. Ser homosexual, además, en esa época...

R: ¿Como llevaba esa homosexualidad? ¿Hablaban abiertamente de eso o lo ocultaban?

Q: ¿Vos sabés que no me acuerdo? Uno sabía que Copi era homosexual, pero nadie hablaba de eso. Era como ser judío entonces, nadie se hacía esos planteos, no importaba demasiado.

R: ¿No importaba ser homosexual?

Q: Copi nunca se preocupó por serlo, y además no era un tabú.

R: ¿Y usted qué pensaba?

Q: Qué sé yo, viniendo de familia andaluza no era para escandalizarse o andar descubriendo la pólvora. Todos sabíamos de García Lorca y Manuel de Molina. Mi padre amaba a Manuel de Molina.

R: ¿Cuándo se conocen con Copi?

Q: En Tía Vicenta, donde también publicaba otro distinto como Kalondi, que era un petardista del carajo. Una vez me preguntó qué me había parecido la exposición de Fulanito, y yo le dije que me había gustado mucho. “¿No le vas a encontrar ningún defecto?”, se quejó.

R: Era demasiado sincero.

Q: Sí, y además vivía con la culpa de que su viejo tenía guita...

R: Mientras usted peleaba el mango.

Q:Sí yo publicaba entonces en seis revistas al mismo tiempo. La locura de siempre.

R: Siempre dijo que tenía miedo de que alguna vez no se le ocurriese nada...

Q: Es un terror que uno siempre tiene. Lo más angustioso que me acuerdo fue una vez que nos fuimos de vacaciones al Uruguay, a La Paloma. Tenía que mandar Mafalda a Siete Días, y no se me ocurría nada. Pasé una angustia espantosa esos días ahí.

R: ¿Cómo lo solucionó?

Q: Hice una tira que no me gustaba nada, que después mirándola no te das cuenta si es mejor o peor que otras. Pero en el momento la entregué con mucha vergüenza. Porque uno a veces entrega con vergüenza. Y otras veces uno tiene una idea con la que se entusiasma, y está esperando que salga para ver qué te dicen los amigos, y nadie te dice nada de nada.

R: ¿Cuál fue esa Mafalda que entregó con vergüenza?

Q: Una en que Manolito descubre que los ratones le están comiendo un queso.

LOS CUADROS OSCUROS

Ni religión, ni política, ni sexo. Esa fue la censura que Quino sufrió desde el comienzo de su carrera, la misma de todos sus colegas. Al menos en las revistas de humor. “Yo hice una página contra Franco en Tía Vicenta que me alegré mucho cuando salió”, recuerda. “Eran cinco dibujos, de la época en que el slogan de Franco era ‘Caudillo de España por la gracia de Dios’. Y en uno de los dibujos aparecía un hombre mirando el afiche en la calle, y decía: ‘Señor, ¿no te parece que, como gracia, ya está bueno?’. Landrú me lo publicó, pero eso era una rareza.”

Sin embargo, el huir de las revistas de humor hacia las de actualidad no significó que desaparecieran todas las barreras. Quino recuerda el nombre de Jorge Urbano, un director interino de Panorama, al que lo inquietó una página en la que pasaba desfilando una banda militar, y después pasaba silbando un caballo de los de la banda. “Me dijo que esa página no se podía publicar, porque los militares no sé qué”, explica Quino, que también asegura haber sufrido la censura en Siete Días, cuando mandaba sus dibujos desde Italia. “Cuando tocaba temas de sexo, yo veía que no salían.”

El problema con la censura, cuenta, era que no estaba claro qué se podía hacer y qué no. “En Brasil por lo menos había censores”, cuenta. “Ziraldo me mostró una vez cómo le devolvían los chistes que mandaba, con una cruz roja encima prohibiéndolos. Pero acá nadie te decía nada. Así que uno se autocensuraba, porque si no te lo van a publicar, para qué lo vas a dibujar.”

Lo peor de todo lo que alguna vez sucedió con sus dibujos, cuenta Quino, llegó después de que hubiese abandonado Argentina, huyendo de la violencia de los años ’70. “Yo me fui en marzo del ’76. En junio mataron a cinco curas palotinos, y dejaron encima de sus cuerpos el poster del palito de abollar ideologías. Cuando vi por primera vez esas fotos publicadas mucho después de que se hubiesen ido los militares, creo que en Página/12, fue algo que me impresionó muchísimo.”

R: Es horrible que sus dibujos estén asociados a una muerte de ese tipo.

Q: No fue la única vez. También sucedió luego del asalto de un banco por parte de la FAL, en el que murió un policía. Tiraron como volante una página mía que había salido en Primera Plana, en la que aparecía un tablero de ajedrez en el que las piezas eran personajes humanos. De un lado había obreros y del otro los ricos, y aunque los obreros eran más el texto decía: Juegan las negras y hacen mate cuando les da la gana.

PROBLEMAS DE TENOR

Cuando dibujaba regularmente sus chistes, Quino podía llegar a cargar con una idea durante años. La guardaba sabiendo que servía, pero que no le había encontrado final. Muchas de esas ideas, asegura Quino, quedaron sin terminar.

R: ¿No tiene la fantasía de dibujarlas alguna vez?

Q: ¿Ahora? Es que, como estoy viendo tan mal, pensar en eso me jode mucho. No veo bien lo que dibujo. Antes para dibujar un ojo, que es un puntito de mierda, borraba diez mil veces. Qué cosa eso de los ojos, en el dibujo es nada más que un puntito, pero uno se da cuenta cuándo funciona y cuándo no...

R: ¿Cómo es ahora dibujar? ¿Qué se ve?

Q: Se ve como el culo, así se ve. No veo los límites del papel, tengo que poner en la mesa de dibujo un paño oscuro y pongo el papel arriba, porque si no no puedo ver los límites.

R: ¿Dibuja de memoria?

Q: Escribir de memoria puedo, pero dibujar no.

R: ¿Así que existe la posibilidad de que nunca más pueda dibujar?

Q: No lo sé. Cada tanto me pongo a dibujar, no quiero dejar de hacerlo. Pero le rajo al tema. Soy como un tenor que tiene problemas en las cuerdas vocales. Se pone a cantar y escucha que le está saliendo como el culo.

R: ¿Y la cabeza sigue imaginando chistes?

Q: No, me he autocensurado.

R: ¿Ya no tiene ese cuaderno al lado de la cama, para anotar las ideas que se le ocurren cuando sueña?

Q: Las ideas que soñé siempre fueron muy malas, nunca me sirvieron para nada. El cuaderno era para anotar esas ideas que uno se pone a pensar antes de irse a dormir, como le sucede a todo el mundo. Ya no las anoto. Ahora me las quedo para mí.

Rep: ¿Cuándo fue eso?

Quino: Debe haber sido en 1948, después de la muerte de mi madre primero y mi padre después. Recién entonces me festejaron algunos cumpleaños, pero tampoco es que hayan sido tantos los festejos...

R.: ¿Por qué no los celebraban?

¿Por algo en especial?

Q: Me parece que en España es así, porque tenemos un amigo español que tampoco los festeja.

Aunque no se encoge de hombros, los silencios de Quino son como si lo hiciera. Amable y de voz baja, parece decidido a recordar en esta noche de cerveza y ochenta años. “Mi madre se murió cuando se estaba terminando la Segunda Guerra Mundial. Como yo iba al cine solo desde los 8, me había visto todos los noticieros de la guerra. Por eso cuando me cosieron la franja de luto en la manga me sentí como un nazi al que le estuviesen cosiendo el brazalete con la esvástica. ¡Fue terrible!” En esa época, dice Quino, además del luto en la manga se usaba la corbata negra y la tirita negra en la solapa. “No se podía escuchar la radio, y se tenía que dejar entornada la puerta de zaguán durante tres meses”, explica. “Antes de mi madre murió mi abuelo, y después de ella fue mi padre. Así que prácticamente me pasé de luto de los diez a los dieciocho años.”

R: ¿Eso le formó la personalidad? ¿Antes era un niño más alegre?

Q: Claro que sí. Lo fui hasta que mi madre se enfermó de un cáncer que la tuvo dos años en cama. Cuando fui a ver Gritos y susurros de Bergman, casi me tengo que ir del cine. No lo aguantaba.

R: ¿Y cómo fue la relación con su padre?

Q: Mi papá hablaba muy poco, pero cuando abría la boca era muy gracioso. Un andaluz gracioso. Era muy de café y jugar a las cartas, y una tarde de café se enojó con un amigo. No sé qué estaba diciendo el otro, pero mi padre le respondió: “¡Cállate ya, membrillo!”. A partir de entonces al otro le quedó el Membrillo. Lo cagó para siempre.

Diante de mentiras que ninguém acredita, é preciso reafirmar o óbvio: As queimadas são culpa do agronegócio!

 http://www.ihu.unisinos.br/603322-agro-e-fogo-queimadas-sao-crimes-do-agronegocio

"Se ainda há Pantanal, Cerrado e Amazônia em pé é porque esses povos estão com os pés em seus territórios, defendendo as matas, as águas, os bichos e a biodiversidade! A eles: nossa gratidão! Com eles, caminhamos em defesa de seus direitos territoriais, que é também a defesa de nossos bens comuns!", escrevem entidades organizações da sociedade civil, em carta pública, sobre a destruição de biomas brasileiros pelo fogo e sobre o pronunciamento de Jair Bolsonaro na abertura da Assembleia Geral da ONU.

(Fonte: Divulgação)

Eis a carta.

 

Diante de mentiras que ninguém acredita, é preciso reafirmar o óbvio: As queimadas são culpa do agronegócio!

Bolsonaro mente. Na ONU, para o mundo ver, ridiculariza o Brasil[1]. Inventa uma realidade paralela, cínica, fingida. Os grileiros e desmatadores vibram com a farsa: podem continuar incendiando o Pantanal, o Cerrado e a Amazônia com a certeza de que o governo não fará nada para impedir. É um crime de lesa humanidade.

Enquanto a sociedade brasileira se indigna e lamenta a devastação, precisamos rememorar e nos inspirar no espírito das lutas dos seringueiros com Chico Mendes realizando os empates amazônicos; da luta das quebradeiras de coco-babaçu com Dona RaimundaDona Dijé e até hoje em todo o Cerrado em defesa dos babaçuais; dos tantos heróis e heroínas dos povos indígenascomunidades quilombolaspantaneirasgeraizeirasraizeirasretireirasribeirinhas, assentadas de reforma agrária que, ao longo do tempo, têm defendido as florestas e matas nativas com seus próprios corpos.

É em honra deles e delas, a "história que a história não conta", que os movimentos, organizações e pastorais sociais do campo; redes, articulações e campanhas; e redes e grupos de pesquisa brasileiros que assinam essa carta afirmam o compromisso com a memória, a verdade e a justiça. Não nos calamos diante de velhos estratagemas autoritários reeditados, que incitam o ódio e o racismo e sustentam farsas e crimes contra os direitos dos povos.

Neste sentido, nos cabe reverberar ao mundo que:

 

1) A culpa é do agro: as queimadas são estratégias para consolidar a grilagem

Os grileiros se aproveitam da leniência do governo para incendiar o Pantanal, o Cerrado e a Amazônia e, assim, destruir a vegetação das terras públicas, em sua maioria devolutas e tradicionalmente ocupadas, buscando consolidar processos de grilagem. Contam, desde o princípio, com a perspectiva de posterior regularização fundiária sobre as terras griladas, ou mesmo com a conivência dos Cartórios de Imóveis, e com a anistia do desmatamento ilegal, mesmo sobre áreas de reserva legal obrigatória de imóveis rurais já regularizados. É um ciclo histórico de fogo, desmatamento, grilagem e anistia, baseado na certeza da impunidade, e aprofundado por um governo que desmonta os órgãos de fiscalização e monitoramento e arma as classes proprietárias rurais para avançar com a pistolagem e conflitos no campo.

Estado brasileiro tem buscado institucionalizar a grilagem de terras através de diferentes ações. As medidas de flexibilização da regularização fundiária e ambiental em múltiplas escalas adotadas na última década, a ausência de fiscalização nos registros de propriedades rurais nos cartórios de imóveis, bem como a atuação conivente de diversos setores do Sistema de Justiça com a apropriação ilegal de territórios tradicionais promovem diretamente o aumento do desmatamento, e impactam os modos de vida dos povos do Pantanal, do Cerrado e da Amazônia. Em especial, o projeto de lei 2633, o "PL da grilagem", em tramitação, sinaliza aos grileiros a perspectiva de futura anistia.

Ainda que as fronteiras entre o desmatamento legal e ilegal sejam tênues, justamente pelo ciclo histórico de anistia e regularização da ilegalidade, estudos apontam que 62% do desmatamento ilegal estrito senso no Cerrado e na Amazônia (em termos de hectares desmatados), entre 2008 e 2019, esteve concentrado em 2% das fazendas dessas regiões. O Pantanal é emblemático dessa dinâmica: a maior parte da destruição do Pantanal mato-grossense por incêndios (480 mil ha) neste ano ocorreu no período proibitivo do fogo no estado, iniciado em 1º de julho de 2020. Cerca de 67,5% do total (324 mil ha) foram incendiados a partir de nove focos iniciais, cinco dos quais localizados em fazendas inscritas no Cadastro Ambiental Rural (CAR) como imóveis rurais privados. Os proprietários dessas fazendas comercializam gado para os grupos Ammagi e Bom Futuro que, por sua vez, fornecem gado para conglomerados como JBS, Marfrig e Minerva. Estes focos foram a origem do fogo que queimou aproximadamente 117 mil hectares no Pantanal (área equivalente à cidade do Rio de Janeiro). Outros três pontos de incêndio iniciaram em áreas não cadastradas e impactaram 148 mil hectares. A tríade grilagem-fogo-desmatamento é a marca registrada do governo Bolsonaro.

As áreas desmatadas são postas para a produção de commodities agrícolas - e não alimentos - destinadas, na sua maioria, para a exportação, carregando consigo o sangue dos povos e a devastação dos territórios. Enquanto o governo sacrifica as matas e florestas para exportar commodities, a segurança alimentar se deteriorou no Brasil e regrediu a níveis inferiores a 2004, primeiro ano de medição pelo IBGE.

 

2) O governo Bolsonaro é cúmplice da devastação por ação e omissão

2020 tem se consolidado como um ano de recordes no Brasil, tanto de exportações do agronegócio, quanto de desmatamento. As queimadas no Pantanal neste ano são as maiores desde que o Instituto Nacional de Pesquisas Espaciais (INPE) começou a registar os números, em 1998, destruindo 15% da região. De janeiro a meados de agosto de 2020, 560 mil hectares do Pantanal mato-grossense foram queimados, 95% dos quais em área de vegetação nativa. Isso equivale a nove vezes o desmatamento total ocorrido no Pantanal nos últimos dois anos, uma escalada devastadora. Nos últimos 12 meses, a taxa de desmatamento na Amazônia aumentou 34%. Ainda, segundo dados do INPE, os anos de 2019 e 2020 (até setembro) foram de recordes na quantidade de focos de queimadas no Cerrado (50,3 e 43,6 mil), no Pantanal (5,9 e 16,9 mil) e na Amazônia (65,7 e 73,9 mil), totalizando, 141,6 mil focos em 2019 e 153,5 mil focos até 27 de setembro de 2020.

O que não podemos nos esquecer é que por trás de números, fotos de devastação e imagens de satélite com focos de incêndio, estão conflitos por terra e destruição da biodiversidade e de modos de vida indígenas e tradicionais.

O aumento do desmatamento e das queimadas é reflexo do desmonte e militarização de órgãos ambientais em conjunto com a flexibilização das políticas de controle do desmatamento. O Instituto Chico Mendes de Conservação e Biodiversidade (ICMBio) e o Instituto Brasileiro do Meio Ambiente e dos Recursos Naturais Renováveis (Ibama) são alvos das constantes reestruturações da pasta ambiental, que ocorrem através da redução orçamentária e da nomeação de militares para ocuparem cargos estratégicos, o que resulta na falta de pessoal e de equipamentos no combate ao desmatamento.

O desmonte e a desqualificação do Instituto Nacional de Pesquisas Espaciais (INPE) pelo governo também validam o aumento da devastação ambiental. Desde julho de 2019, ao divulgar o aumento de 88% do desmatamento na Amazônia Legal em relação ao mesmo mês de 2018, o INPE tem sido alvo de ataques do governo Bolsonaro. Além do negacionismo em relação ao avanço do desmatamento, tais posicionamentos do governo são ofensivos e lesivos ao conhecimento científico, deslegitimando as pesquisas desenvolvidas no país.

As ações e omissões não são ocasionais e isoladas, mas convergem em um projeto de Brasil a serviço do agronegócio, em benefício da bancada ruralista no Congresso Nacional, dos latifundiários e dos grileiros, promovendo o desmatamento e o ataque aos direitos territoriais de povos indígenas e comunidades tradicionais.

 

3) O uso do fogo nos sistemas agrícolas tradicionais é um saber ancestral e muito diferente dos incêndios criminosos do agro

Nos diferentes ecossistemas de florestas, campos, áreas úmidas e savanas, há tradições de manejo por meio do uso do fogo para promover a fertilização da terra para novo plantio (como na roça de toco, coivara ou itinerante), para manejar pasto nativo para criação de gado e/ou para a rebrota de algumas espécies de uso extrativista. Este processo é parte da constituição da agrobiodiversidade ao longo do tempo, ou seja, o cultivo consciente da combinação de uma diversidade de espécies vegetais de interesse humano, seja para alimentação, criação animal, artesanato, arquitetura, medicina ou rituais.

Esse fogo manejado - seja no Cerrado, no Pantanal ou na Amazônia - nos sistemas tradicionais é realizado por meio de regras consuetudinárias que respeitam o tempo e o lugar certo (áreas pequenas e de uso rotativo) e a forma de fazer o fogo, garantindo que ele não se alastre. Os povos e comunidades querem garantir as matas de pé e, por isso, cuidam desse processo e estabelecem protocolos coletivos.

Os incêndios criminosos, ao contrário, têm por objetivo devastar para consolidar a grilagem. São feitos especialmente no tempo seco e a partir de vários focos, muitas vezes usando árvores e galhos em leiras em áreas preparadas para que o fogo se alastre. Os levantamentos sobre os focos de incêndio a partir de propriedades privadas no Pantanal demonstram essa dinâmica criminosa que o governo Bolsonaro quer acobertar, criminalizando os sistemas tradicionais!

 

4) Quando o Pantanal, o Cerrado e a Amazônia queimam são os modos de vida de seus povos e comunidades que estão queimando

Os povos indígenas e comunidades quilombolastradicionais e assentadas de reforma agrária têm seus modos de vida entrelaçados com as matas, das quais dependem para ter água limpa e abundante, para ter ar puro, para se alimentar e gerar renda vendendo seus produtos nas feiras, para ter suas medicinas tradicionais, para manter suas tradições culturais e espirituais.

É por isso que quando o Pantanal, o Cerrado e a Amazônia queimam são esses modos de vida que estão queimando, sua reprodução social fica comprometida, a base material da sua existência é usurpada.

O ar poluído pela fumaça do desmatamento que chega nas grandes cidades e as imagens aterradoras dos bichos morrendo devem nos indignar e mobilizar no sentido de lutar por transformações políticas. Mas quando vemos as imagens de devastação, não podemos jamais nos esquecer dos povos e comunidades que são os herdeiros de saberes tradicionais que guiam o manejo e a conservação das águas e da biodiversidade. Eles são os guardiões e defensores desses bens comuns!

 

5) Assegurar os Direitos territoriais de povos e comunidades do Pantanal, Cerrado e Amazônia é a melhor forma de conter o desmatamento

O governo Bolsonaro tem desmantelado instituições públicas como a Fundação Nacional do Índio (FUNAI) e o Instituto Nacional de Colonização e Reforma Agrária (INCRA), paralisando os processos de demarcação. E, junto com a bancada ruralista no Congresso Nacional, tem promovido legislações que favorecem a grilagem e a anistia aos desmatadores.

Os povos indígenas e comunidades quilombolas, tradicionais e assentadas de reforma agrária defendem as matas e florestas contra as ameaças e a devastação desses grileiros. É por isso que a melhor forma de conter o desmatamento é assegurar seus direitos territoriais, reconhecendo e demarcando suas terras tradicionalmente ocupadas e destinando terras à reforma agrária.

Se ainda há PantanalCerrado e Amazônia em pé é porque esses povos estão com os pés em seus territórios, defendendo as matas, as águas, os bichos e a biodiversidade! A eles: nossa gratidão! Com eles, caminhamos em defesa de seus direitos territoriais, que é também a defesa de nossos bens comuns! 

Brasil, 28 de setembro de 2020

 

Assinam:

Agência 10 Envolvimento
Alternativa para a Pequena Agricultura no Tocantins - APA-TO
AMA - Articulação de Mulheres do Amazonas
APÃWA - Associação do Povo Ãwa
Articulação Nacional de Agroecologia – ANA
Articulação Tocantinense de Agroecologia - ATA
Articulação Pacari
Articulação para o Monitoramento dos Direitos Humanos no Brasil
Articulação Rosalino de Povos e Comunidades Tradicionais - MG
Associação Agroecológica TIJUPÁ
Associação Água Doce - Movimento de Proteção ao Taquaruçu Grande
Associação Brasileira de Reforma Agrária - ABRA
Associação de Advogados/as de Trabalhadores/as Rurais - AATR/Bahia
Associação do Assentamento Itamarati – MS
Associação do povo indígena Krahô-kanela-Apoinkk
Associação dos Geógrafos Brasileiros - AGB
Associação Montanha Viva
Associação Nacional da Pastoral do Menor
Associação Paraense de Apoio as Comunidades (APACC)
Associação União das Aldeias Apinajé-Pempxà
Campanha de Prevenção e Combate ao Trabalho Escravo
Campanha Nacional em Defesa do Cerrado
Cáritas Brasileira Regional Maranhão
Cáritas Tocantinópolis
Central Única dos Trabalhadores - CUT
Central Única dos Trabalhadores no Estado de Goiás - CUT Goiás
Centro Acadêmico de Nutrição Maria Emília Pacheco
Centro Burnier de Justiça Socioambiental - MT
Centro de Agricultura Alternativa do Norte de Minas
Centro de Terapia Holística Arco-íris
CESE - Coordenadoria Ecumênica de Serviço
Clínica de Direitos Humanos e Socioambientais- USJT
COEQTO - Coordenação Estadual das Comunidades Quilombolas do Tocantins
Coletivo de Fecho de Pasto do Oeste da Bahia
Coletivo Ocupações Urbanas Grande Florianópolis
Comissão Episcopal Pastoral para a Ação Social Transformadora da CNBB NORTE 3
Comissão Nacional de Direitos Humanos
Comissão Pastoral da Terra - CPT
Comitê Defensor da Vida Amazônica na Bacia do Rio Madeira
CONAQ - Coordenação Nacional de Articulação das Comunidades Negras Rurais Quilombolas
Conselho Indigenista Missionário - CIMI
CONTRAF BRASIL
Cozinha comunitária quilombola de Alcântara - MA
Defend Democracy in Brazil NY
Escola de Formação Política Pedro Casaldáliga
FAOR - Fórum da Amazônia Oriental
FASE - Solidariedade e Educação
FBSSAN - Fórum Brasileiro de Soberania e Segurança Alimentar e Nutricional
Fórum de Mobilidade Humana de Passo Fundo
Fórum Mudanças Climáticas e Justiça Socioambiental
Fórum Nacional da Sociedade Civil nos Comitês de Bacias Hidrográficas - FONASC
Frente Amazônica de Mobilização em Defesa dos Direitos Indígenas
Fundacion CAUCE: Cultura Ambiental, Causa Ecologista
Fundo Dema
Gias – Grupo de Intercâmbio em Agroecologia de Mato Grosso
Grassroots International
Grupo Carta de Belém
Grupo de Consciência Negra do Tocantins - GRUCONTO
Grupo de Estudos, Pesquisas e Projetos de Geografia, Educação do Campo e Questão Agrária - GEOEDUQA (UFGD)
Grupo de Trabalho Hans Jonas da ANPOF (Associação Nacional de Pós-Graduação em Filosofia)
Grupo Justiça e Paz ISJ
Grupo Mulher Brasileira
ICSbio - Instituto Cerrado e Sociobiodiversidade
Instituto de Estudos Socioeconômicos - INESC
Instituto Gaia
Instituto Mato Verdinho/Retireiros do Araguaia
Irmãs Franciscanas de Nossa Senhora Aparecida
Laboratório de Educação, Restauração e Agroecologia (UNEMAT)
Laboratório de Estudos Afrocentrados em Relações Internacionais da Universidade de Brasília (LACRI/UnB)
Levante Popular da Amazônia
MIQCB - Movimento Interestadual das Quebradeiras de Coco Babaçu
Mobilização dos Povos Indígenas do Cerrado - Mopic
Movimento Camponês Popular - MCP
Movimento de Mulheres Camponesas
Movimento de Pescadores e Pescadoras Artesanais - MPP
Movimento dos Atingidos por Barragens – MAB
Movimento dos Pequenos Agricultores - MPA
Movimento dos Trabalhadores Rurais Sem Terra - MST
Movimento Negro Unificado de Pernambuco
Movimento pela Soberania Popular na Mineração - MAM
Movimento Quilombola do Maranhão - MOQUIBOM
Núcleo de Estudos Amazônicos (UnB)
Núcleo de Extensão e Desenvolvimento - LABEX (UEMA)
Núcleo de Pesquisa e Extensão em Saberes e Práticas Agroecológicas - Neuza (UFT)
Núcleo em Agroecologia e Agricultura Familiar - NEAF (UFMA)
Núcleo Tramas (UFC)
Pastoral da Juventude Rural
Prelazia de São Félix do Araguaia - MT
Rede Brasileira de Justiça Ambiental - RBJA
Rede de Agroecologia do Maranhão - Rama
Rede Social de Justiça e Direitos Humanos
Serviço Amazônico de Ação, Reflexão e Educação Socioambiental - SARES
Serviço Pastoral dos Migrantes
Sintrametal - Sindicato dos Trabalhadores das Indústrias Metalúrgicas
Terra de Direitos

 

Nota:

[1] Em pronunciamento de abertura da Assembleia Geral da ONU em 22 de setembro de 2020, o presidente Jair Bolsonaro disse, entre outras mentiras, que os “incêndios acontecem praticamente, nos mesmos lugares, no entorno leste da floresta, onde o caboclo e o índio queimam seus roçados em busca de sua sobrevivência, em áreas já desmatadas”; e que “Os focos criminosos são combatidos com rigor e determinação. Mantenho minha política de tolerância zero com o crime ambiental. Juntamente com o Congresso Nacional, buscamos a regularização fundiária, visando identificar os autores desses crimes.”

 

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